Por: Natalia Cordero, TCS
Los distintos tipos de paternidad son diferentes estilos de crianza,
comportamientos o actitudes que toman los padres hacia sus hijos traen
consecuencias que pueden ser negativas o positivas, dejando secuelas durante
toda la vida. El acto de crianza paterna, es un elemento fundamental para el
desarrollo de toda persona. Existen diferentes categorizaciones de los estilos de
crianza, pero aquellos estilos más importantes son: Autoritativo, Autoritario,
Permisivo e Indiferente.
El estilo de crianza autoritativo se caracteriza porque a pesar
de que se ejerce control sobre los hijos, se les da la confianza de poder
expresarse y tomar parte en el proceso de implantar las leyes o pautas en el
hogar. Aquí, la comunicación cobra un valor muy importante. Se le da al
niño la oportunidad de sentirse que es parte del núcleo familiar, a la misma
vez que se le enseña que hay que seguir unas reglas dentro de ese mismo grupo o
entidad, que le ayudarán más adelante a integrarse en la sociedad. Este estilo
de crianza podría generar en los niños: alta autoestima, seguridad en sí mismo,
liderazgo, asertividad y expresividad.
El estilo de crianza autoritario se caracteriza por ser un
estilo muy estricto e inflexible, no toma en cuenta la participación de los
hijos en el proceso de la crianza y la toma de decisiones, e impone reglas muy
rigurosas y castigos severos. Estos son los padres que disciplinan a sus
hijos y no les señalan el por qué de sus decisiones, y simplemente dicen: esto
es así porque yo lo digo y punto. Este estilo de crianza podría generar en los
niños: timidez, inseguridad, dependencia, frustración y rebeldía.
El estilo de crianza permisivo es aquel en que los progenitores que a
pesar de que les demuestran el cariño a sus hijos, no les exigen que cumplan
con ciertas pautas como por ejemplo, el llegar a la casa a cierta hora, en el
caso de los adolescentes, o el acostarse temprano cuando son niños pequeños, o
no imponen castigos inmediatamente ocurrido una conducta negativa. Sí
quieren a sus hijos pero no se comprometen más allá de eso, les
demandan el cumplimiento de algunas reglas y no de modo constante. Este estilo
de crianza podría generar en los niños: impulsividad, abuso de sustancias, baja
autoestima, desinterés y ansiedad.
El estilo de crianza indiferente no muestra preocupación por
el bienestar de sus hijos y simplemente no les interesa si son buenos padres o
no. Estos padres priorizan otras áreas de sus vidas como por ejemplo el
área laboral, social, de pareja, y no les interesa dedicarle tiempo a sus
hijos. Son la clase de padres que pasan todo el día trabajando fuera del
hogar, dejan a sus niños en la escuela y en cuidados extendidos, llegan a sus
casas extenuados y el tiempo de calidad que deben dedicarle a sus hijos, no solamente
pasa a un segundo plano, sino que no existe porque "no tienen tiempo para
ellos".
La manera en que se le responde y disciplina a los hijos afecta el desarrollo cognitivo e interpersonal. El proceso de
desarrollo de un niño es influenciado por un sin número
de estímulos con los cuales entra en contacto. Podemos mencionar que tales
estímulos son las personas y las situaciones a las que se expone. Puesto que
usualmente los padres son una presencia permanente en la vida de un niño estos
tienden a impactar significativamente en su desarrollo. Resultados encontrados en investigaciones demuestran que se ha encontrado
una asociación significativa entre el estilo parental autoritario del padre y
los prototipos rudos y oposicionista al igual que con el estilo parental
autoritario de la madre y la rebeldía.
Existen además los padres tradicionales que son los que
adoptan los estereotipos tradicionales de hombre y mujer; en este caso, el
impacto del estilo de un progenitor, se equilibra con el del otro. Aquí
el padre puede ser muy autoritario y la madre más afectuosa y permisiva.
Este estilo de crianza tradicional es el que más abunda en nuestra cultura, el
padre, por lo general, es la figura de autoridad y respeto, la madre es la que
intercede por sus hijos. También puede darse este efecto a la inversa, la
madre como figura de autoridad, y el padre más flexible. Y así
sucesivamente, los estilos de crianza varían de cultura en cultura.
Girón, Rodríguez y Sánchez (2003) indican que
cuando se desarrolla una relación de apego saludable, se satisfacen las
necesidades físicas y psíquicas del niño y éste desarrolla un sentimiento de seguridad.
La experiencia de que la figura de apego (el cuidador) es accesible y
responderá si se le pide ayuda, suministra un sentimiento de confianza que facilita
la exploración tanto del mundo físico como del social (Bowlby, 1990).
En resumen, un comportamiento parental
positivo se rige por los siguientes principios: a) Respeto hacia las
necesidades específicas de los niños y las niñas; b) Fortalecimiento de
vínculos afectivos seguros y c) Resolución de conflictos no violenta. Muchas
veces no sabemos la raíz de las inseguridades, desconfianza y baja autoestima
de nuestros participante y empleados. He aquí una de las razones mas poderosas
que influyen en tales conductas. El conocer esta realidad nos permite trabajar
con la empatía y sensibilidad necesarias para continuar desarrollando y
reforzando un ambiente laboral ideal para las personas con impedimentos en
nuestra organización.